Hablar en público es una de las experiencias más temidas por muchas personas. Las manos sudan, la voz tiembla, el corazón se acelera… No se trata solo de tener algo que decir, sino de saber gestionar las emociones que aparecen cuando somos el centro de atención.
La buena noticia es que esa gestión emocional se entrena.
En la PNL (Programación Neurolingüística), entendemos que cada emoción tiene una estructura: se activa por imágenes internas, palabras, tonos y sensaciones corporales. Cuando aprendemos a identificar y modificar esa estructura, empezamos a transformar nuestra experiencia.
Por ejemplo, si antes de hablar en público te imaginas olvidando lo que vas a decir, tu cuerpo reaccionará con tensión. Pero si te visualizas transmitiendo con calma, viendo rostros atentos y sintiéndote segura, tu sistema nervioso responderá de otra forma.
La visualización es precisamente una herramienta clave, el cerebro no distingue del todo entre lo real y lo imaginado. Cuando ensayas mentalmente una presentación, estás creando nuevas conexiones neuronales y entrenando tu mente y tu cuerpo para actuar de manera más eficiente el día real. Es como preparar una coreografía emocional.
Por su parte, la Hipnosis Ericksoniana ofrece un acceso más profundo al inconsciente. En este estado de atención relajada, podemos reencuadrar experiencias pasadas, liberar bloqueos y asociar la experiencia de hablar en público con calma, confianza y fluidez.
A diferencia de la hipnosis tradicional, la Ericksoniana no impone, sino que acompaña: utiliza metáforas, lenguaje indirecto y sugestiones suaves para que la persona conecte con sus propios recursos internos.
Gestionar las emociones no significa no sentir nervios. Significa transformar esa energía en presencia, conexión y autenticidad. Porque el público no busca la perfección, busca la naturalidad.
En el Instituto Kern realizamos sesiones individuales donde combinamos PNL, Hipnosis Ericksoniana y visualización para ayudarte a superar el miedo escénico, fortalecer tu autoconfianza y disfrutar de la experiencia de hablar en público.
Cuando mente, cuerpo y emoción están alineados, comunicar se convierte en algo natural. Y ese es el verdadero poder del orador.