
Si queremos adquirir una mayor comprensión de nuestro entorno, de cómo nos relacionamos con los demás e, incluso, de nuestra forma de ser y de vivir las experiencias, deberíamos tener en cuenta que la realidad que nosotros percibimos no es en sí la realidad, sino más bien, una representación de ella.
Cada uno de nosotros hemos creado una realidad única y diferente, la hacemos nuestra y realizamos en ella nuestras conductas. Y es ese mapa personal el que determina nuestra forma particular de interpretar los hechos y de vivir las experiencias.
A través de nuestros sentidos captamos la información del mundo exterior. Nuestros sentidos constituyen el único puente entre el mundo exterior y nuestro mundo interior, pero al mismo tiempo nos limitan e impiden ver, oír y sentir las sensaciones, olores y sabores de las cosas tal y como son.
Nuestras limitaciones neurológicas nos impiden captar la realidad en su totalidad, ya que solamente podemos percibir una parte de ella que nos llega limitada y distorsionada por nuestros sentidos y, además, pasa por una serie de filtros mentales que hemos ido creando a través de las experiencias vividas, el entorno, la educación recibida, el lenguaje, la cultura, las creencias y los valores que hemos adquirido….Finalmente esa información es elaborada y pasa por un triple mecanismo de generalización, eliminación y distorsión.
A) Generalización es el proceso mediante el cual establecemos reglas a partir de varias experiencias en las que realizamos una misma interpretación. De este modo cómo aprendemos a dar un significado a las cosas, evaluamos los hechos y formamos nuestras creencias.
Al generalizar podemos analizar y valorar lo que percibimos en nuestro entorno y repetir con facilidad todo aquello que ya aprendimos, aunque no podemos olvidar que este mismo proceso también nos limita y nos impide ser más objetivos ante ciertas situaciones.
Podemos citar como ejemplo, un niño de cinco años que tiene un nuevo hermano más pequeño y no se siente tan querido como su hermano menor en su entorno familiar.
Imaginemos que la madre llegue a casa agotada y luego de una jornada intensa de trabajo tenga que realizar las tareas del hogar y atender al más pequeño, mientras su hijo de cinco años reclama también atenciones y cariño. El niño, al no obtener lo que solicitaba, podría comenzar a llamar la atención del padre y en vista del resultado, similar al de la madre, podría intentar por otros medios obtener lo que deseaba, comenzando a llamar la atención de otras maneras que finalmente le llevarían a recibir un ingrato castigo.
Si esas situaciones se repitieran una y otra vez, podría comenzar a generalizar «a mí no me quieren».
Si además ese tipo de experiencias se diera también en el colegio y llegara a sentirse apartado de sus compañeros de clase y excluido de los juegos, podría repetir su generalización, que incluso, posiblemente, se reforzaría en la adolescencia al sufrir algún desengaño sentimental, con lo cual, al alcanzar la edad adulta, sería muy probable que sintiera cierto rechazo a sentirse querido y aceptado en sus relaciones afectivas, ya que a dicha persona le sería difícil llegar a creer que es digna de estima.
B) La eliminación es el proceso mediante el cual dirigimos únicamente nuestra atención hacia ciertos aspectos de las experiencias.
Cuando percibimos la información del entorno, necesitamos eliminar parte de ella, ya que de no hacerlo así, nos sentiríamos abrumados al no poder elaborarla en su totalidad. Sin embargo, en muchas ocasiones, en este proceso estamos excluyendo información que pudiera ser muy valiosa.
Si tomamos el ejemplo anterior, posiblemente esa persona habría omitido situaciones de su pasado en las que habría recibido mucho afecto, tanto de sus padres en la infancia, como también de otras personas en la adolescencia y en la edad adulta.
C) La distorsión es el proceso mediante el cual transformamos la información que nos llega del exterior. El conocimiento adquirido y nuestro nivel de comprensión es lo que determina nuestra mayor o menor distorsión de los hechos.
Saber utilizar las distorsiones nos puede ser de gran ayuda para superar situaciones problemáticas que vivimos en el pasado, así como para poder eliminar recuerdos desagradables. Con todo, al distorsionar también podemos reforzar ciertas emociones de experiencias que ya vivimos con cierto desagrado.
Si volvemos al ejemplo citado anteriormente, la persona en cuestión tendría una percepción de las experiencias que podrían diferir en gran medida de lo real.
La realidad que nosotros percibimos no es en sí la realidad, sino más bien una representación de ella.
Algo fundamental que debemos tener muy presente es darnos cuenta de que la realidad no tiene forma, somos nosotros los que creamos esas formas y dependiendo de la forma que le demos, así nos sentiremos en nuestro mundo.
Si percibimos el mundo como un lugar hostil donde aparecen muchos problemas sin que podamos hacer nada por evitarlos, posiblemente sea eso lo que encontremos en nuestra vida. Pero si, por el contrario, empezamos a ver que existen medios para superar las dificultades y que podemos aprender a dirigir nuestra vida e ir hacia un cambio positivo, es muy probable que comience a producirse ese cambio.
Si le diéramos otra forma a nuestra realidad, mucho más congruente con nuestra forma de ser y con muchos más recursos de los que disponemos ahora, comenzaríamos a transformarla.
Empezaríamos entonces a sentir otras emociones y a tener conductas más eficaces de acuerdo a unas creencias que nos permitieran lograr nuestros objetivos. Podríamos llegar a vivir en plena coherencia con nuestros valores y a identificarnos con lo que somos, sin necesidad de máscaras para ocultar nuestra verdadera identidad y podríamos, incluso, realizarnos como seres humanos. Entonces comenzaríamos a percibir un mundo muy diferente.
Muchas personas se quejan de que solo viven para sufrir y cuando hablan de su vida no hacen más que lamentarse de todas las adversidades por las que han ido pasando. Otras, en cambio, habiendo vivido situaciones similares, relatan cómo han podido superar las dificultades y cómo han ido aprendiendo de ellas. Tienen una visión muy diferente de la vida y la perciben con un gran optimismo y entusiasmo.
Es fundamental que empecemos a darnos cuenta de que las personas tenemos formas muy distintas de percibir el mundo y de interpretar las situaciones.
Por Pepa Kern
Interesante artículo. Enhorabuena por todos los contenidos del blog.