por Michal Osmenda
¿Te has detenido alguna vez a pensar cómo es tu realidad?
¿Vives en un mundo de adversidades donde no puedes confiar en los demás y sólo encuentras trabas que te impiden ser feliz? ¿O tal vez te halles en un entorno rodeado de personas honestas y viviendo experiencias en las que descubres grandes oportunidades para avanzar hacia tus metas?
Si percibimos el mundo como un lugar hostil donde aparecen muchos problemas sin que podamos hacer nada por evitarlos, posiblemente sea eso lo que encontremos en nuestra vida. Pero si, por el contrario, empezamos a ver que existen medios para superar las dificultades y personas que nos aportan algo positivo, llegando incluso a percibir que podemos aprender a dirigir nuestra vida e ir hacia un cambio positivo, nos encontraremos en una realidad muy diferente.
Muchas personas se quejan de que solo viven para sufrir y cuando hablan de sus vidas no hacen más que lamentarse de todas las adversidades por las que han ido pasando. Otras, en cambio, habiendo vivido situaciones similares, relatan como han podido superar las dificultades y han logrado extraer lo positivo de ellas. Tienen una visión muy diferente de la vida y la perciben con un gran optimismo y entusiasmo.
Solemos lamentarnos de las dificultades que percibimos en nuestro entorno, de cómo son los demás y de todo aquello que nos toca vivir, pero apenas hacemos algo para cambiarlo porque pretendemos que sean los demás quienes lo hagan.
Malgastamos mucha energía en ese deseo de que cambie el mundo y nos lleguen otras experiencias para ser felices; esperamos que se produzca el milagro en el mundo exterior. Sin embargo, apenas ponemos la atención en nuestra realidad subjetiva.
Cada uno de nosotros hemos creado una realidad única y diferente, la hacemos nuestra y realizamos en ella nuestras conductas.
Podríamos decir que le damos una forma a nuestro mundo y es precisamente esa forma que adquiere nuestra realidad, la que determina nuestro modo particular de interpretar los hechos y de vivir las experiencias.
Sin embargo, la realidad no tiene forma, somos únicamente nosotros los que la creamos y dependiendo de esa forma que le demos, así nos sentiremos en nuestro mundo.
¿Cómo es tu mundo?
¿Qué es lo que te produce malestar?, ¿Qué rechazas?
¿Qué ocurriría si empezaras a crear otra realidad que te permitiera ser más auténtico y lograr una mayor congruencia interna?
Si queremos que cambie nuestra vida, tendremos que comenzar a cambiar nuestro mapa, nuestra visión del mundo.
La pnl nos ofrece una serie de herramientas que nos permiten transformar nuestra vida creando una nueva realidad en la que podamos ser más felices y lleguemos a realizarnos como persona.
Por Pepa Kern